Como en cualquier operación podría producirse infección de herida o hematoma, pero en esta cirugía es realmente poco frecuente.
Los riesgos específicos de la tiroidectomía son: la disfonía y/o la hipocalcemia.
El nervio recurrente laríngeo está en contacto con el tiroides a cada lado. Es fino, con frecuencia muy ramificado y presenta variaciones anatómicas que hacen necesario que el cirujano que le intervenga esté familiarizado con ellas.
La lesión de este nervio, total o parcial, se manifiesta con una ausencia o disminución del movimiento de la cuerda vocal del mismo lado. Usted lo notará como un cambio en la voz o disfonía. Habitualmente es transitorio y mejora en el transcurso de 1 o 2 meses. Cabe la posibilidad de que este nervio se lesione de manera definitiva (1- 2%). Este riesgo aumenta en casos de cáncer, bocios muy grandes o endotorácicos. La experiencia del cirujano disminuye al máximo la posibilidad de lesión del nervio recurrente.
En las tiroidectomías totales, el cirujano separa el tiroides de las cuatro glándulas paratiroides. Estas glándulas, habitualmente son cuatro y tienen un tamaño como un grano de arroz o una lenteja. Durante su manipulación pueden quedar no funcionantes de forma temporal o definitiva. En este caso, se produce una bajada de los niveles de calcio en la sangre y usted lo notará como hormigueos en las puntas de los dedos y en los labios y tendencia a las rampas musculares. Habitualmente se corrigen tomando calcio durante 4 a 8 semanas y rara vez queda el déficit de forma permanente.
Una vez más la experiencia del cirujano es fundamental para disminuir al máximo esta complicación.