Ante cualquier sospecha de un mal funcionamiento de tiroides, hay que acudir a un especialista. Ya que, las complicaciones de esta pueden confundirse con otras dolencias comunes. Y son los laboratorios clínicos la mejor comprobación.
Algunos síntomas como la fatiga, la depresión, la ansiedad, sueño alterado, cambio en el peso o caída de pelo pueden ser señal de un problema de tiroides. Así como, la piel seca, dolores musculares, temblores o irregularidades menstruales. Además de síntomas de agrandamiento de la tiroides como inflamación en el cuello, voz ronca, o malestar al utilizar corbatas o jerséis de cuello alto.